terça-feira, 15 de agosto de 2017

Dicas úteis para começar a estudar espanhol (parte I)


  
EM ESPANHOL:

a)        não há a distinção entre vogais abertas e fechadas como existe em português (ô/ó; ê/é, etc.). As vogais espanholas devem pronunciar-se de modo geral como as vogais fechadas do português. Ex.: café ("café" também em espanhol) deve pronunciar-se “cafê”; preciosa (preciosa) deve pronunciar-se “preciôsa”; história (historia) deve pronunciar-se “histôria”;

b)       são raríssimas as palavras que contêm o ditongo “ou”, ao contrário do que acontece em português. Onde há o ditongo “ou” em português haverá a vogal “o” em espanhol: outro=otro; ouro=oro; touro=toro; pouco=poco; ou=o;

c)         é muito frequente o ditongo “ie”, que geralmente corresponde à vogal “e” do português: medo=miedo; vento=viento; gelo=hielo; tempo=tiempo. Existem, porém, muitas exceções: seco=seco; selo=sello; mesa=mesa, etc.;

d)   é também muito frequente o ditongo “ue”, que geralmente corresponde à vogal “o” do português: porta=puerta; fogo=fuego; osso=hueso; fonte=fuente. Mas, como no caso anterior, existem numerosas exceções: poço=pozo; tomo=tomo; rocha=roca, etc.;

e)   não existem os dígrafos “ss”, “lh”, “nh” (mas existem os sons que correspondem a esses dígrafos) nem, atualmente, a letra “ç” (“cê cedilha”);

f)    há pouquíssimas palavras que terminam com a letra “m” (ítem, álbum, quórum, etc.), assim como em português há pouquíssimas palavras que terminam com a letra “n”. As formas verbais que terminam em “m” em português terminam em “n” em espanhol (cantam=cantan; corriam=corrían; saíram=salieron). O artigo “um” e as preposições “em” e “com” também terminam em “n”: um=un; em=en; com=con; 

g)   não existe o fonema /z/ do português, de “casa”, “mesa”, “azar” (acaso). Na maior parte do âmbito hispânico, em lugar desse som se emprega o som de “SS” ou “Ç”. Casa (casa)= “cassa”; mesa (mesa)= “messa”; azar (azar)= “assar”;

h)   de modo geral não se emprega o fonema /v/, ainda que exista a letra “v”, só o fonema /b/. Palavras como “viento”, “vaca”, “visita” pronunciam-se “biento”, “baca”, “bissita”;

i)    não existe o grupo de consoantes “VR”, só “BR”: palavra=palabra; livro=libro; lavrar=labrar;

j)    há uma letra e um dígrafo que não existem em português: “ñ” (som = “nh”), “ll” (sons: “lh” ou “j” do português [mais suave ou mais forte segundo a região], entre outros).

k)   não temos til, nem acento grave (usado na crase portuguesa), nem acento circunflexo: só o acento “agudo” do português. O “til” (virgulilla) da letra “ñ” faz parte da letra. Ex.: econômico=económico; vou à praia=voy a la playa; escuto uma canção=escucho una canción;

l)    temos trema (diéresis) para palavras como lingüista, pingüino, cigüeña (cegonha);

m)  são frequentes os grupos “cc” e “nm”; por exemplo: acción; extracción; inducción; inmenso; inmortal; inmediato.


Veja alguns exemplos:

Muitos dos meus colegas também estudam espanhol. / Muchos de mis compañeros también estudian español.

Um bom dicionário é um tesouro. / Un buen diccionario es un tesoro.

Há pouco tempo que estudo espanhol. / Hace poco tiempo que estudio español.

Na cidade de Toledo há belas pontes. / En la ciudad de Toledo hay bellos puentes.

A língua se estuda passo a passo. / La lengua se estudia paso a paso (pronuncia-se “passo a passo”).

A lhama habita na América. / La llama habita en América.

A casa da vizinha é muito grande. / La casa (pronuncia-se “cassa”) de la vecina es muy grande.

Tenho carinho pelos livros. / Tengo cariño por los libros.

Presto atenção a cada aula. / Presto atención en cada clase.

Hoje vou à faculdade. / Hoy voy a la facultad.

A cegonha faz seu ninho nos campanários e nas torres. / La cigüeña hace su nido en los campanarios y en las torres.

O gênero dos substantivos muda de uma língua para outra. / El género de los sustantivos cambia de una lengua a otra.

Necessitamos de mais ação e menos conversação. / Necesitamos más acción y menos conversación.

Esta biblioteca é imensa. / Esta biblioteca es inmensa.














  



sexta-feira, 11 de agosto de 2017

Expressões em espanhol relacionadas com animais



Lista de expresiones y refranes en español relacionados con animales 

1)  Pensar en las musarañas (quedarse pensando “na morte da bezerra”, estar absorto y distraído [España]).
Ejemplo: El alumno no prestó atención en la clase, pues estaba pensando en las musarañas.

2)  Tomar el toro por los cuernos / coger el toro por las astas (resolver una situación prontamente y de modo eficaz).
Ejemplo: Por fin, Juan ha tomado el toro por los cuernos y se ha puesto a buscar empleo.

3)  Estar loco como una cabra (estar loco, descontrolado; enloquecer, tener un comportamiento excéntrico o insensato). También se dice “estar como una cabra”.
Ejemplo: Pilar quiere escalar aquella montaña escarpada, está como una cabra.

4)  Dormir como un lirón (dormir mucho, pues el lirón hiberna durante largos meses).
Ejemplo: Me he pasado la tarde durmiendo como un lirón.

5)  Tener / estar de un humor de perros (estar de malhumor).
Ejemplo: Es mejor no hablar con aquel señor, parece que tiene un humor de perros.

6) Hablar de bueyes perdidos (significa hablar de cosas sin importancia e inconexas [Río de la Plata]).
Ejemplo: Los amigos se quedaron hasta las tantas de la noche hablando de bueyes perdidos.

7)  Buscarle la quinta pata al gato (complicar un asunto innecesariamente o querer ver algo que no existe).
Ejemplo: Pablo no dice en su carta que no vendrá a visitarnos porque no quiere; no hay que buscarle la quinta pata al gato.

8)  Una golondrina no hace verano (no puede deducirse una norma general o una costumbre de un único caso).
Ejemplo: No hay que pensar que el ómnibus / autobús se retrasará todos los días por haber llegado tarde hoy; una golondrina no hace verano.

9)  Ser un ratón de biblioteca (ser muy estudioso y estar siempre entre libros).
Ejemplo: Luisa es un ratón de biblioteca, se pasa el día leyendo.

10)  Más vale pájaro en mano que cien volando (es mejor conservar lo que se tiene como seguro, aunque sea poco, que cambiarlo por algo incierto, aunque sea mucho).
Ejemplo: Es mejor que no cambies tu empleo seguro por las promesas vagas de un trabajo mejor; más vale pájaro en mano que cien volando.

11)  A caballo regalado no se le mira el pelo / el diente (no deben señalarse defectos en aquello que se nos da como regalo).
Ejemplo: No suelo utilizar chaquetas de este color, como la que me han obsequiado, pero la aprovecharé, pues a caballo regalado no se le mira el diente.

12)  Hacerse el oso (hacerse el distraído o el tonto, a propósito, para evitar alguna situación incómoda o esquivar alguna obligación [Río de la Plata]).
Ejemplo: Un pasajero de bastante edad estaba de pie en el ómnibus / autobús, pero varios jóvenes que estaban sentados cerca de él se hicieron los osos.

13)  Ser huraño (de furão=hurón): que huye y se esconde de la gente (el hurón se emplea en la caza porque entra en las madrigueras [tocas] de los conejos). También se dice “ser un hurón” con el sentido de descubrir cosas ocultas.
 Ejemplo: No logro hablar con aquel compañero de clase, es muy huraño.

14)   Ser una arpía / harpía (ser intrigante, malicioso).
Ejemplo: La reina del cuento era una arpía.

15) Lágrimas de cocodrilo (llanto falso, forzado).
Ejemplo: Aunque la niña lloraba, sabíamos que sus lágrimas eran de cocodrilo. 

El nebuloso origen de la palabra España (y otras musarañas)


El nebuloso origen de la palabra España (y otras musarañas)[1]
(lea la versión en portugués a continuación del artículo en esp.)

Por Rosa C. Elena

Detrás de algunos nombres –y el de España es uno de ellos–, se esconde la larga historia de varias civilizaciones; sus huellas se superponen de modo invisible. Se parecen a aquellas ciudades que se han reedificado sobre otras ciudades, o a aquellos antiguos pergaminos que, debajo de su escritura, escondían otra escritura (los palimpsestos). La toponimia –esa especie de arqueología de la palabra– es la fascinante ciencia que desentierra poco a poco los perdidos sustratos que se ocultan en los nombres que llamamos topónimos. Su trabajo es muchas veces el de inferir y reconstruir, de proponer nuevos misterios o nuevas hipótesis, sin llegar en ocasiones a respuestas definitivas.
La etimología de los distintos nombres de los países del mundo nos permite, pues, conocer su historia, su geografía, sus habitantes y, a menudo, el paso o la presencia en sus territorios de otros pueblos y culturas. Algunos topónimos nos revelan conceptos inesperados o sorprendentes (Groenlandia, por ejemplo, es, contra toda apariencia, la “tierra verde” y las Islas Canarias son, para alegría de muchos, las “islas de los canes”). Otros topónimos (como el del ejemplo anterior) se prestan a fáciles equívocos: después de todo, no sería extraño que alguien pensara que Finlandia es el fin de la Tierra, Islandia la tierra de la isla o Portugal el puerto del gallo…
Pero ¿de dónde viene entonces la palabra España? ¿Ya se han preguntado por qué se llama así la tierra del Quijote y Sancho, de Rocinante y Rucio, y de otros animales curiosos, como grullas y musarañas? Los invitamos a saberlo (o a suponerlo, mejor dicho, pues todo son hipótesis) en esta primera entrada de nuestro blog.

Si examinamos el origen de los nombres de los continentes, países y ciudades del globo, pronto veremos que dichos topónimos derivan, grosso modo:  
1) de personajes históricos, mitológicos o divinidades (América, Perú, Egipto);
2)   de su ubicación geográfica (Australia, Noruega, Antártida);
3) de una etnia, un pueblo (o alguno de sus atributos), un primitivo asentamiento (Francia, Finlandia, Hungría);
4)   de su clima, relieve, orografía (u otras características geográficas), sus minerales (Islandia, Portugal, Argentina);
5)   de su flora o su fauna (Uruguay, Brasil, Guatemala).

Sin embargo, como decíamos antes, no son pocos los topónimos cuyo origen permanece en el misterio y continúan siendo objeto de investigación. Entre ellos, el de España. Y si nos atenemos a las distintas interpretaciones de historiadores y lingüistas sobre su etimología, el origen de la palabra España podría corresponder a todas las categorías mencionadas, aunque la etimología vinculada a la última (5) es la que se ha ido imponiendo, incluso entre teorías más modernas...
Veamos la historia de la palabra y algunas (de las muchas) hipótesis sobre su origen.
Su etimología más próxima, y que no ofrece dudas, es el nombre latino Hispania. Así llamaban los romanos no solo a la actual España, sino a la Península Ibérica, es decir, a los territorios hoy comprendidos por España, Portugal, Andorra, Gibraltar y una parte del sur de Francia.
Tampoco ofrece dudas el nombre que le daban los griegos, Iberia; topónimo que convivió durante algún tiempo con el de Hispania. Se cree que la palabra Iberia deriva de Íber, más tarde Ebro, nombre del río más largo y caudaloso de España. Algunos creen que “íber” podría significar simplemente “río” en lengua autóctona.
Hasta aquí el origen de la palabra es claro. El problema empieza con los “ancestros” etimológicos de Hispania.
En sus Etimologías, San Isidoro de Sevilla afirma que Hispania deriva de Híspalo (personaje legendario emparentado con Hércules, también llamado Hispan, y que habría sido rey de la antigua Hispania). San Isidoro alude también a otra denominación griega de Hispania, Hesperia (nombre que viene de Héspero, la primera estrella visible en occidente al caer el sol, el lucero vespertino). España sería entonces “la tierra de occidente” para los griegos.
Se sabe que los griegos llamaban Hesperia a la región occidental del Mediterráneo, a Italia y posiblemente a España. Por eso, algunos creen que Hispania podría ser una deformación de Hesperia.
Otros autores prefieren vincular la etimología de Hispania con el nombre de una de las ciudades más antiguas de la Península: la Hispalis de los latinos (actual Sevilla), cuyo nombre primitivo era Ispal o Spal. Se piensa que este término es de origen fenicio o bien autóctono, y significa “ciudad de occidente” o “llanura”. De cualquier manera, resulta significativa la semejanza entre ambos topónimos (Hispalis e Hispania). (Nótese también la semejanza entre Híspalo e Hispalis o Hispan e Hispania).
Otra hipótesis es la que ofrece el célebre geógrafo e historiador griego, Estrabón, según el cual Hispania deriva de spnanion (en griego: raro, maravilloso, precioso). El término haría alusión a las riquezas naturales de la Península: sus metales, sus frutos, etc.
Para la mayoría de los historiadores y lingüistas –antiguos o modernos–, sin embargo, la palabra Hispania es de origen fenicio-púnico y deriva de la voz “span”, que dio lugar a I-span-ya. Pero aunque los investigadores estén de acuerdo en el origen fenicio de Hispania, resulta controvertido el significado de “span”. I-span-ya podría significar “tierra oculta o escondida” (para los fenicios la Península era una tierra remota), “tierra del norte” (si se toma como referencia la costa de África, desde donde los fenicios habrían llegado a España), “tierra donde se forjan o baten metales” (España era rica en diversos metales) o, la hipótesis que se ha impuesto sobre las demás, “tierra o isla (o costa) de los conejos”.


Los fenicios llegaron a la Península alrededor del siglo XII a. C.  

Aunque muchos estudiosos han discutido esta interpretación, su mayor aceptación se debe posiblemente a la “autoridad” de los latinos y su simbología, pues, por un lado, varios escritores latinos se refieren a España como tierra de conejos (Varrón, Plinio el Viejo…), en especial el poeta Cayo Valerio Catulo (87 a. C. – 57 a. C.) que la llama Celtiberia “cuniculosa”, es decir, abundante en conejos (en latín conejo es cuniculus). (Dice Catulo: Cuniculosae Celtiberiae fili [Hijo de la constante Celtiberia, en conejos abundante], Cat. in Egnatium, v. 575).
Por otro lado, en las monedas de la época de Adriano (76-138), emperador que, además, era español, se representa a Hispania como una mujer junto a un olivo y con un conejo a sus pies, ambos símbolos de España.
Moneda de la época del emperador Adriano en la que puede verse la mujer que representa a Hispania con un conejo a sus pies

Quienes refutan la etimología de “tierra de conejos” alegan que los fenicios no conocían el conejo y no tenían una palabra para este animal. Sin embargo, probablemente conocieran la liebre (originaria del continente europeo) y seguramente el damán (animal parecido al conejo y que abunda en África). De hecho, saphán en lengua fenicia es literalmente “damán” (pl. sphanim). El conejo de la Península Ibérica, el Oryctolagus cuniculus, al parecer no era conocido fuera de ella, no lo conocían ni griegos ni latinos (si bien sí conocían la liebre).
No parece convincente, contra la hipótesis de “los conejos”, el que los fenicios no conocieran el animal, y quizá sea este, precisamente, un motivo más a favor de esta denominación. Pues pudo haber llamado su atención –del mismo modo que llamó la atención de los griegos o los romanos–, de manera que asociaron las tierras de España con un animal que era peculiar para ellos y además extremamente abundante. Lo mismo podría haber ocurrido si un primitivo habitante sudamericano llegase por primera vez a las costas de España y viera un buen número de conejos. Podría haber llamado a la tierra de los iberos “tierra de los conejillos de Indias (de España)” o, mejor aún, “tierra de las vizcachas”; o si hubiera visto el imponente lince ibérico, quizá la hubiera llamado “tierra de los jaguares (con barba)”, etc.


Conejo "cervantino", según la pluma de Vanderlei Carreão

Por otra parte, España no sería el único topónimo que deriva de la fauna de una región. Uruguay, por ejemplo, significa “río de los pájaros” (“pájaros pintados”, según la versión poética del escritor Juan Zorrilla de San Martín). O el topónimo Islas Feroe “tierra de las ovejas”.
Como ven, aún queda mucho por descubrir sobre los misteriosos topónimos. Tendremos que seguir hurgando el laberinto subterráneo de estos nombres, como conejos, como topos o como hurones…
         








1Al final de este artículo se incluye un glosario español-portugués de algunos animales de Europa y América.





A nebulosa origem da palavra Espanha (e outras musarañas[1])[2]

Por Rosa C. Elena

Por trás de alguns nomes – e o de Espanha é um deles –, esconde-se a longa história de várias civilizações; suas pegadas se superpõem de modo invisível. Parecem-se com aquelas cidades reedificadas sobre outras cidades, ou com aqueles antigos pergaminhos que, debaixo de sua escrita, escondiam outra escrita (os palimpsestos). A toponímia – essa espécie de arqueologia da palavra – é a fascinante ciência que desenterra pouco a pouco os perdidos substratos que se ocultam nos nomes que chamamos topônimos. Seu trabalho é muitas vezes o de inferir e de reconstruir, de propor novos mistérios ou novas hipóteses, sem chegar, por vezes, a respostas definitivas...  
A etimologia dos diferentes nomes dos países do mundo nos permite, pois, conhecer sua história, sua geografia, seus habitantes e, amiúde, a passagem ou a presença nos seus territórios de outros povos e culturas. Alguns topônimos nos revelam conceitos inesperados ou surpreendentes (Groenlândia, por exemplo, é, contra toda a aparência, a “terra verde”, e as Ilhas Canárias são as “ilhas dos cães”). Outros, como o do exemplo anterior, prestam-se a fáceis equívocos. Afinal, não seria estranho que alguém pensasse que Finlândia é o fim da Terra, Islândia a terra da ilha, ou Portugal o porto do galo…
Mas de onde vem então a palavra Espanha? Perguntaram-se alguma vez por que se chama assim a terra de D. Quixote e de Sancho, de Rocinante e de Ruço, e de outros animais curiosos, como grous e musaranhos? Convidamo-los a sabê-lo (ou a supô-lo, melhor dito, pois todo são hipóteses) nesta primeira entrada de nosso blog.

Se examinarmos a origem dos nomes dos continentes, dos países, das cidades, etc., do globo, logo veremos que tais topônimos derivam, grosso modo:
  
1)  de personagens históricas ou mitológicas ou de divindades        (América, Peru, Egito);
2)     de sua localização geográfica (Austrália, Noruega, Antártida);
3)   de uma etnia, de um povo (ou algum de seus atributos), de um    primitivo assentamento (França, Finlândia, Hungria);
4) de seu clima, de seu relevo, de sua orografia (ou outras    características geográficas), de seus minerais (Islândia, Paraguai,    Argentina);
5)     de sua flora ou de sua fauna (Uruguai, Brasil, Guatemala).

Contudo, como dizíamos antes, não são poucos os topônimos cuja origem permaneça misteriosa e continuam a ser objeto de investigação. Entre eles, o de Espanha. E, se nos atemos às diferentes interpretações de historiadores e de linguistas sobre sua etimologia, a origem da palavra Espanha poderia corresponder a todas as categorias mencionadas, ainda que a etimologia vinculada à última (5) seja a que se foi impondo, mesmo entre as teorias mais modernas...
Vejamos a história da palavra e algumas (das muitas) hipóteses sobre sua origem.
Sua etimologia mais próxima, e que não oferece dúvidas, é o nome latino Hispânia. Assim chamavam os romanos não só à atual Espanha, mas à Península Ibérica, ou seja, os territórios hoje compreendidos pela Espanha, por Portugal, pela Andorra, por Gibraltar e por uma parte do sul da França.
Também não oferece dúvidas o nome que lhe davam os gregos, Ibéria, topônimo que conviveu durante algum tempo com o de Hispânia. Supõe-se que a palavra Iberia derive de Iber, depois Ebro, nome do rio mais longo e caudaloso da Espanha. Alguns acreditam que “iber” pudesse significar simplesmente “rio” na língua dos antigos iberos.
Até aqui a origem da palavra é clara. O problema começa com os “ancestrais” etimológicos de Hispânia.
Na suas Etimologias, São Isidoro de Sevilha afirma que Hispânia deriva de Híspalo (personagem legendário aparentado a Hércules, também chamado Hispan, e que haveria sido rei da antiga Hispânia). São Isidoro alude também a outra denominação grega da Hispânia, Hespéria (nombre que vem de Héspero, a primeira estrela visível no ocidente ao cair o sol, o luzeiro vespertino). Espanha seria então a terra de ocidente para os gregos.
Sabe-se que os gregos chamavam Hespéria à região ocidental do Mediterrâneo, à Itália e possivelmente à Espanha. Por isso, alguns acreditam que Hispânia possa ser uma deformação de Hespéria.
Outros autores preferem vincular a etimologia de Hispânia ao nome de uma das cidades mais antigas da Península: a Hispalis dos latinos (atual Sevilha), cujo nome primitivo era Ispal ou Spal. Pensa-se que este termo é de origem fenícia ou autóctone, e significaria “cidade de ocidente” ou “planície”. De qualquer maneira, é significativa a semelhança entre os dois topônimos (Hispalis e Hispânia). (Note-se também a semelhança entre Híspalo e Hispalis ou Hispan e Hispania.)
Outra hipótese é a que propõe o célebre geógrafo e historiador grego Estrabão, segundo o qual Hispânia deriva de spnanion (em grego: raro, valioso, precioso). O termo faria alusão às riquezas naturais da Península: seus minerais, seus frutos, etc.
Para a maioria dos historiadores e linguistas – antigos ou modernos –, no entanto, a palavra Hispânia é de origem fenício-púnica e deriva da voz “span” que deu lugar a I-span-ya. Porém, ainda que concordem na origem fenícia, é controverso o significado de “span”. I-span-ya poderia significar “terra oculta ou escondida” (para os fenícios a Península era uma terra remota), “terra do norte” (se se toma como referência a costa da África, de onde os fenícios haveriam chegado à Espanha), “terra onde se forjam ou batem metais” (a Espanha era rica em diversos metais), ou a hipótese que se impôs sobre as outras: “terra ou ilha (ou costa) dos coelhos”.

Os fenícios chegaram à Península no século XII a. C. e fundaram várias cidades na costa andaluza
Embora muitos estudiosos hajam discutido esta última interpretação, sua maior aceitação se deve possivelmente à “autoridade” dos latinos e sua simbologia, pois, por um lado, vários escritores latinos se referem à Espanha como terra de coelhos (Varrão, Plínio o Velho…), em especial o poeta Caio Valério Catulo (87 a. C. – 57 a. C.), que a chama Celtibéria “cuniculosa”, ou seja, abundante de coelhos (em latim coelho se diz cuniculus). (Diz Catulo: Cuniculosae Celtiberiae fili [Filho da constante Celtibéria, de coelhos abundante], Cat. in Egnatium, v. 575).
Por outro lado, nas moedas da época de Adriano (76-138), imperador que, além do mais, era espanhol, representa-se a Hispânia como uma mulher junto a uma oliveira e com um coelho aos pés, ambos os símbolos da Espanha.

Moeda da época de Adriano, na qual pode ver-se a mulher que representa Hispânia e o coelho aos seus pés

Aqueles que refutam a etimologia “terra de coelhos” alegam que os fenícios não conheciam o coelho e não tinham uma palavra para esse animal. No entanto, provavelmente conheciam a lebre (originária do continente europeu) e seguramente o daimão ou dassie (animal parecido com o coelho e que abunda na África). Saphán em língua fenícia seria “daimão” (pl. sphanim). O coelho da Península Ibérica, o Oryctolagus cuniculus, não era talvez conhecido fora dela, não o conheciam nem gregos nem latinos (conquanto, sim, conhecessem a lebre).
Não parece convincente contra a hipótese dos “coelhos” o fato de que os fenícios não conheceram o animal, e é possível que seja este, precisamente, mais um motivo a favor daquela denominação. Pois pode ter chamado sua atenção – do mesmo modo que chamou a atenção dos gregos ou dos romanos –, de maneira que tivessem associado as terras da Espanha a um animal que fosse peculiar para eles e, ademais, extremamente abundante. O mesmo podia ter acontecido se um primitivo habitante da América do Sul chegasse pela primeira vez às costas da Espanha e visse um bom número de coelhos. Poderia ter chamado à terra dos iberos “terra dos porquinhos-da-índia (da Espanha)”, ou “terra das viscachas (sem rabo)”, ou, no caso do imponente lince ibérico, “terra das onças (com barba)”, etc., etc.

Coelho "cervantino", desenho de Vanderlei Carreão

Por outro lado, a Espanha não seria o único topônimo vinculado à fauna de uma região. Uruguai, por exemplo, significa “rio dos pássaros” (ou “rio dos pássaros pintados”, segundo a versão poética do escritor Juan Zorrilla de San Martín). Ou o topônimo Ilhas Feroe, “ilhas das ovelhas”.  
Como se pode ver, ainda falta muito por descobrir quanto aos misteriosos topônimos. Teremos de seguir fuçando o labirinto subterrâneo destes nomes, como coelhos, toupeiras ou furões…
         





[1] Musaraña significa musaranho (pequeno mamífero semelhante ao camundongo, mas com um focinho pontudo e comprido). Também tem, todavia, o significado de “pequena nuvem que se põe diante dos olhos, que nubla a visão”, e é com este sentido que usamos o termo...
[2] No final deste artigo, dá-se um glossário espanhol-português de animais da Espanha e da América. 



Breve glosario español-portugués de animales


Animales de España (y Europa)

Abubilla: poupa
Ardilla: esquilo
Buitre del Viejo Mundo: abutre
Burro zamorano-leonés: burro zamorano-leonês
Caballo andaluz: cavalo andaluz
Cigüeña: cegonha
Comadreja: doninha
Conejo: coelho
Erizo: ouriço
Gamo: gamo
Grulla: grou
Hurón: furão
Jabalí: javali
Liebre: lebre
Lince: lince
Lirón: lirão / arganaz
Lobo: lobo
Musaraña: musaranho
Nutria: lontra
Oso pardo europeo: urso-pardo-europeu
Ratón de campo: camundongo
Rata: rato
Tejón: texugo
Topo: toupeira
Zorro rojo o zorro común: raposa-vermelha

Animales de América

Armadillo / tatú / mulita: tatu
Carpincho / capibara: capivara
Colibrí / picaflor: beija-flor
Cobaya, cuy, conejillo de Indias: porquinho-da-índia
Guacamayo: arara
Jaguar / yaguar: onça-pintada
Llama: lhama
Mofeta / zorrino: cangambá / doninha fedorenta
Mono capuchino: macaco-prego-de-cara-branca
Oso hormiguero: tamanduá
Ñandú: nhandu / ema
Perezoso: bicho-preguiça
Tamarino león dorado: mico-leão-dourado
Tapir amazónico, anta, danta: anta
Tití emperador: sagui-imperador
Tucán: tucano
Vizcacha: viscacha
Urubú / buitre del Nuevo Mundo / zopilote: urubu
Zarigüeya: gambá



Musaraña / Musaranho

Conejo / Coelho

Damán / Damão

Comadreja / Doninha

Abubilla / Poupa

Burro zamorano-leonés / Burro zamorano-leonês
Caballo andaluz / Cavalo andaluz

Grulla / Grou

Lince ibérico / Lince ibérico

Mono capuchino / Macaco-prego-de-cara-branca

Tejón / Texugo

Tití emperador / Sagui imperador

DIEZ LOCUCIONES CON EL VERBO IR